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Silbatitos del Cerro Tláloc

Silbatitos del Cerro Tláloc

Silbatitos de arcilla listos para la primera prueba general con el microscopio electrónico de barrido (MEB) del INAH (1).
 
Van a estudiarse a fondo los dos silbatitos ceremoniales rescatados en la cima del Cerro Tláloc o Tlalocan (originalmente llamado Tlaltoltepetl), que tiene en su cumbre el edificio más grande y a mayor altura del mundo (a 4,100 msnm), dedicado a la lluvia, el agua y la vida, que eran muy apreciados y adorados en el pasado, en dos grandes celebraciones anuales.

El actual Proyecto Arqueológico del Cerro Tláloc, dirigido por Víctor Arribalzaga, se ha desarrollado desde 2000, pero con pocos recursos asignados, a pesar de su importancia y singularidad. Los más interesados en apoyar la  investigación, restauración y difusión recientes de los sitios y recursos de ese importante monte, han sido del gobierno local de Texcoco y otras instituciones del Estado de México.

Las edificaciones originales fueron destruidas por los invasores y evangelizadores de hace cinco siglos, aunque han podido recuperarse muchas piezas y restaurarse gran parte del templo de su cima como las bardas de rocas de sus centro ceremonial y de la larga calzada de 150 m. También han sido localizados muchos otros sitios arqueológicos y restaurado caminos del monte. Todas las piezas recuperadas ya han sido bien catalogadas, como las de ningún otro sitio arqueológico nacional.
Cada artefacto arqueológico debe ser analizado con profundidad, pero los más singulares como los dos silbatitos y otros dos cascabelitos de aleaciones con cobre rescatados, van a poder ser analizados y caracterizados con las mejores técnicas científicas disponibles, también como ninguna pieza sonora de otros proyectos arqueológicos oficiales. Otros materiales, como los fragmentos de cráneos de infantes, las teselas de turquesa y hasta los tepalcates rescatados pueden ser caracterizados, para estimar su temporalidad y empezar a formar bases de datos comparativos.

Existen millones de fragmentos de cerámica y otros materiales, como rocas, que han sido rescatados en proyectos arqueológicos, pero no se conocen estudios sistemáticos y a fondo de la caracterización de sus materiales. Algunos investigadores cuestionan su estudio formal, en parte, porque no hay datos suficientes para hacer comparaciones. Por ello, es necesario empezar a caracterizar los materiales, aunque sea en forma general, pero con un protocolo unificado (2).
También existen cientos de miles de artefactos sonoros antiguos rescatados en proyectos muy importantes, como los cerca de 140,000 similares al de la tesis virtual de la muy singular Ilmenita sonora olmeca, analizada a fondo con el enfoque de la Arqueociencia sonora, para mostrar un ejemplo de estudio de las extraordinarias tecnologías milenarias del México Antiguo, pero que no son muy conocidas. Con esa tesis virtual, se ha mostrado que cada resonador relevante puede ser materia de estudios del mayor nivel y profundidad, aunque su estudio formal no se incluya en los programas de ninguna escuela o instituto.

Por ejemplo, los extraordinarios caracoles del Tlalocan. Camino bajo la tierra, de Teotihuacán, también que están esperando ser examinados con profundidad y difundidos con amplitud. Han informado que sólo en ese importante proyecto se han rescatado más de 50,000 objetos antiguos.
Otro caso sonoro relevante analizado con profundidad y dado a conocer abiertamente es el de la Flauta preciosa 5-Sol-Vida. Sus materiales cerámicos, los pigmentos y los biológicos mineralizados (cuya antigüedad de su rostro decorativo desprendido ya fue probada en laboratorio con la técnica de termoluminiscencia) también ya fueron caracterizados en laboratorios de microscopia MEB y Raman, aunque no existen análisis de materiales similares para compararlos, pueden servir como referencia en estudios posteriores de otros artefactos antiguos con materiales del mismo tipo.

El estudio de los silbatitos y los cascabelitos del Cerro Tláloc puede ser otro buen estudio ejemplificativo, ya que el director del proyecto ha solicitado al suscrito apoyo para su estudio directo, en laboratorios científicos y con modelos y ejercicios experimentales, si se dispone de los recursos necesarios.
Se han analizado resonadores importantes rescatados, a solicitud de otros profesores-investigadores del INAH, como el caso reciente del singular Silbato de la muerte, cremado en Guerrero, que es el primero completo de su tipo que se analiza directamente en en nuestro país, aunque es decontextualizado, ya que fue redescubierto arrumbado en un costal con restos óseos y navajillas de obsidiana, sin datos de su rescate original y no ha podido ser probado en laboratorios, por la falta de los recursos necesarios, a pesar de que es muy relevante y exclusivo del México Antiguo. 
Es importante poder analizar artefactos sonoros, antes de su registro y entrega para su resguardo en alguna bodega, como parte del patrimonio nacional, porque después es muy difícil poder examinarlos y caracterizarlos en laboratorios. Aribalzaga es el primer profesor investigador que se ha interesado en el estudio a fondo de los objetos sonoros del acervo de su proyecto de exploración oficial. 
Los que conocen colecciones importantes existentes de museos han comentado la falta de interés y condiciones para su estudio, así como las dificultades para su acceso y difusión (3).
 
Usualmente, los silbatos antiguos rescatados se menosprecian y no se estudian ni difunden mucho, si no tienen decoración vistosa o hermosa o no muestran iconografía significativa y cuando no saben analizarlos como artefactos sonoros, aunque algunos guardan secretos milenarios importantes que pueden ser descubirtos y difundidos. 
 
Los silbatitos rescatados en el Cerro Tláloc ya fueron dados a conocer en octubre de 2014, en una Exhibición en la Biblioteca Pedro de Gante de Texcoco y en las fotos de Facebook del director del proyecto. Los resultados que se obtengan de su estudio detallado podrían difundirse con mayor amplitud. 
 
El silbatito más pequeño del monte Tláloc, cuyo resonador globular es de 3,5 cm de largo, es importante y debe estudiarse con la mayor profundidad, porque es el artefacto sonoro antiguo conocido que se ha encontrado completo (no “matado”) y en su estado original y bien contextualizado, que fue usado y rescatado más cerca del cielo y sus cuerpos celestes, que también adoraban y celebraban. El otro silbatito ya no tiene el extremo roto de su embocadura, aunque ambos funcionan bien, para poder analizar sus sonidos.
 
Los diseños sonoros de los pequeños resonadores son ideales para recrear modelos en metales preciosos, como los que se muestran en el escrito sobre Experimentos sobre resonadores de metales preciosos fundidos a la cera perdida. Recreación de joyas cantadoras antiguas y de la metalurgia sonora mexicana, pero no se sabe bien como crear el núcleo o corazón para formar la cavidad de los resonadores globulares cerrados como los del Cerro Tláloc, que permita probar el sistema sonoro del modelo en cera antes de encapsularlo en yeso, arcilla u otro material idóneo y que permita eliminar en materia

l del corazón después del vaciado y enfriado del metal.
 
Se conocen escritos con descripciones para formar el nucleo de objetos huecos vaciados en metal, como los cascabeles de cobre y bronce (4), utilizando barro y polvo de carbón vegetal, pero no se detallan las características de los utilizados, ya que existen muchas variedades con características y propiedades diferentes. 
 
No se han localizado escritos con procedimientos para vaciar en metal resonadores globulares y, menos, los cerrados con obturadores tonales de diámetro reducido, como los del Cerro Tláloc. Experimentar con materiales y procedimientos para evaluar posibilidades, puede ser un objetivo lateral importante y original de este estudio.
 
Los cascabelitos rescatados en el Cerro Tláloc ya no pueden producir sonidos, porque no tienen en su interior la piedrita, bolita o trocito de metal necesario para ello, aunque también puede estudiarse experimentalmente cómo pueden modelase en cera y vaciarse en metal, incluyendo el percutor.
 
Ya se publicaron los resultados del estudio de restos de silbatitos similares de El Pecho de la Iztaccihuatl, pero no están completos (dos aeroductos y tres resonadores globulares rotos) y fueron encontrados en superficie y no pudieron ser examinados en laboratorios científicos. Su uso exacto antiguo se perdió, aunque con ese estudio se demuestra que hasta los despreciados fragmentos de silbatos pueden servir para encontrar algunas propiedades sonoras interesantes. Por ejemplo, se encontró que sus modelos experimentales de arcilla tienen mayor potencia acústica radiada que un silbato industrial de metal de salvamento usado actualmente por alpinistas profesionales, lo que muestra que el diseño sonoro antiguo es mas eficiente que el diseñado y construido con tecnología actual. Sus sonidos pueden producir efectos especiales, si se tocan dos o mas modelos al mismo tiempo. Otro escrito sobre los mismos silbatitos fue complementado con referencias y propuestas sobre la música usada en esa montañas: La música antigua en la Sierra Nevada de la Iztaccihuatl.
 
Como algunos modelos hipotéticos de dimensión reducida de los silbatitos de la Iztaccihuatl, son muy similares a los del Cerro Tláloc, ya se concían sus características y propiedades sonoras, porque son muy similares, pero no se han publicado.   
 
Existen otros silbatos similares rescatados en esa montaña y hasta en superficie y en entierros de otras zonas, como de las riveras del antiguo Lago de Texcoco y otras muy alejadas, pero son de mayor dimensión, no se conocen estudios a fondo de ello y no han podido examinarse directamente.
 
Los silbatitos bajo estudio y los restos de los similares analizados y otros del mismo tipo rescatados en grandes montes indican que hasta en las cimas de las más altas altas montañas mexicanas, de no fácil acceso, en condiciones con mucho frio y vientos fuertes, pudieron utilizarse sus sonidos ceremoniales y para comunicaciones a distancias considerables. 
 
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1. Foto tomada por Víctor Arribalzaga. MEB operado por el Dr. Gerardo Villa Sánchez, para analizar los primeros artefactos sonoros antiguos en los laboratorios del INAH.
2. Existen actividades y proyecto importantes para caracterizar materiales arqueológicos e históricos como el Proyecto ANDREA de Física de la UNAN, pero aún no se publican protocolos para las pruebas de laboratorio de uso unificado y comparables, y aún no han incluido a los artefactos sonoros en la arqueometría.
3. Como es el caso comentado por Gonzalo A. Sánchez Santiago de la La colección de instrumentos musicales de Samuel Martí en Oaxaca, que fue donada desde 1976. Ni siquiera han probado si todos los instrumentos resguardados son antiguos.
4. Como en Técnicas experimentales de fundición de joyería prehispánica en cobre y bronce, de Raúl Ibarra.